Este fin de semana lo he dedicado al turismo. Hay que aprovechar lo poco que me deja libre el trabajo.
El sábado decidí acercarme a Sha Tin (no tengo muy claro si es un barrio residencial muy alejado de Hong Kong, o un pueblo diferente). Buscando un templo llegué a un cementerio chino (que intenté atravesar para llegar al templo, aunque fue un intento en balde). Y descubrí que los cementerios son un conjunto de casitas, dentro de las cuales hay multitud de nichos muy pequeños (para las cenizas) y en medio de cada una de esas casitas, una mesa, para el incienso y las ofrendas a los difuntos. Muchos incensarios por muchas partes, e imágenes de buda. Nadie me dijo nada, aunque me sentía un poco fuera de lugar, por que eso si que era la vida privada de esta gente.
A la entrada de este cementerio es donde me encontré la imagen que está a la derecha. No sé si es un buda, o que otra divinidad, pero es llamativa y a los lados tenía mesas con incienso, telas, figuras y frutas...
Estaba ya a punto de darme por vencido cuando un lugareño, dándose cuenta de mi situación, me indicó por señas como llegar al templo
La entrada al Templo de los 10.000 Budas es un callejón, que desemboca en un camino flanqueado por multitud de estatuas de budas (todas diferentes), al final de la caminata (larga y llena de muchísimas estatuas) se llega a un alto, donde se encuentra el templo (en el interior varios budas grandes y todas las paredes llenas de estanterías con pequeños budas, supongo que los 10.000 del nombre), en el exterior más figuras de buda, incluyendo esta tan curiosa con tantas manos.
A estas alturas yo ya había sufrido bastante el calor del lugar (sus treinta y tantos grados y muchísima humedad) y como era la hora de comer me bajé al centro de la ciudad, para comer en un Tailandes (aquí es bastante barata la comida, la verdad).
Por la tarde decidí acercarme hasta Macao. Es una pequeña isla, que antiguamente fue una colonia portuguesa. Ahora es como una especie de país independiente (como Hong Kong) colonizado por Casinos y atracciones para los turistas (en especial para los chinos).
Hay que llevar el pasaporte, ya que aunque solo esté a una hora en ferry, hay que pasar el control de aduanas, para salir de Hong Kong y para entrar en Macao.
Una vez en la isla se puede coger uno de los muchos autobuses gratuitos de los Casinos, para acercarte hasta el Casino correspondiente, pero en vez de ir a jugar, yo me fui a recorrer la ciudad.
Y vaya pateada que pegué. Más de tres horas andando por esta ciudad. Personalmente el centro me gustó mucho más que Hong Kong, ya que guarda muchos edificios históricos (incluidos algunos restos de sus colonizadores portugueses), hay bonitas zonas para pasear y la gente es más amable (incluso diría que físicamente más atractiva).
La zona de los casinos es donde más luces y movimiento hay, muy moderna, incluso tienen una especie de parque de atracciones con imitaciones de un circo romano, canales venecianos, un volcán, etc...
Macao tiene moneda propia, la Pataca, aunque en todos sitios los precios se encontraban en dolares de Hong Kong.
Cuando ya se empezó a hacer tarde me acerqué a un casino, a ver como se jugaba en las mesas (no llegué a ver las de poker, pero sé que se juega allí también), y cogí un autobús de vuelta al puerto.
Y ahí empezó otra odisea, a las 11 de la noche me vendieron el billete para las 12 y media, pero preguntando a los de seguridad me dijeron que me pusiera ya a la cola, y acabe pasando al barco de las 12, y comprobé que era todo cachondeo, ya que los viajeros entran hasta que se llena el barco, independientemente de la hora de embarque, y vi a gente que daba dinero con los billetes del barco, para que les pusieran en una categoría superior...
Tras aduana de salida de Macao, hora de viaje en barco, aduana de entrada a Hong Kong y taxi para llegar al hotel, llegué muy tarde, y muy machacado...
Al día siguiente me lo planteé con más calma. Por la mañana me acerqué al monasterio de Chi Lin, toda una curiosidad arquitectónica, ya que está construido en madera sin utilizar clavos. Y de ahí me acerqué al mercado del jade para curiosear un poco. Y acabé muy agobiado, ya que se nota demasiado que soy turista y era objetivo (en su táctica de acoso y derribo) de los vendedores de baratijas de jade (según ellos muy buenas y muy de lo mejor).
El resto del día lo dediqué a pasear por Hong Kong, visité el mercadillo de cat street (muy parecido al típico rastro español, lleno de baratijas, relojes de imitación y demás curiosidades) y la zona (incluido el pequeño templo de Man Mo. Acabe la tarde entre el agobio de multitudes en Mong Kok, antes de retirarme al hotel, para intentar avanzar un poco en el trabajo que se me va acumulando.
Nota: si os lo estáis preguntando, la forma de moverse de un sitio a otro es en metro (MTR le llaman aquí), aparte de por que las distancias son largas, por el tremendo calor que hace en esta ciudad...
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