15 junio 2017

El Sillón del Diablo

Si antes de que fuera derribada en 1909, un visitante entrase en la capilla dedicada a S. Juan Bautista en la Universidad de Valladolid habría visto un viejo sillón sujeto con argollas de hierro a la pared, boca abajo, a bastante altura. Precauciones orientadas a que nadie se sentara en él.

Tras la demolición de la capilla pasaría a incorporarse a la colección del Museo Arqueológico de Valladolid, y ahora el sillón se puede ver como una pieza más del S. XVI en una sala del Palacio de Fabio Nelli, eso sí con una cinta entre los brazos para prevenir que ningún visitante descanse sentado en un sillón de casi cinco siglos de antigüedad.


La historia de este mueble, construido con madera de cedro y asiento y respaldo de cuero, empieza a mediados del S. XVI. En esa época en Valladolid se fundó la cátedra de Anatomía Humana (la primera en España y la tercera del mundo), en virtud de un permiso firmado por el emperador Carlos I. En estos estudios se permitía la disección científica de cadáveres, siguiendo los métodos de anatomía descriptiva de Andrés Vesalio, cirujano de Carlos I. El primer tratado de anatomía en castellano se publicó en Valladolid en la misma época.

En este ambiente se movía el estudiante Andrés de Proaza, un joven de 22 años de origen portugués interesado en los conocimientos anatómicos, que realizaba sus estudios como discípulo de Alonso Rodriguez de Guevara en la Universidad de Valladolid.

En el año 1550 desapareció un niño de 9 años y algunos vecinos denunciaron a Andrés de Proaza, relatando los llantos y gemidos que salían de su vivienda, y los restos de sangre en los desagües que llegaban a un ramal del Esgueva desde allí. Cuando la milicia se presentó por orden judicial a inspeccionar la casa, encontraron el cadáver del niño en el sótano, despedazado, sobre una mesa de madera, por la habitación restos de perros y gatos descuartizados y objetos relacionados con prácticas ocultistas.

Tras someterle a tortura, Proaza admitió que realizó al disección al niño estando aún vivo, y durante el juicio ante el Tribunal de la Inquisición confesó que lo más cerca que estaba de la hechicería era poseer un sillón frailero (como los que usaban los frailes) que había sido fabricado por el mismo Satanás y que un brujo de Navarra le había regalado como agradecimiento por haberle ayudado a escapar de la Inquisición.

Según relató Proaza, cuando se sentaba en este sillón entraba en trance, veía luces sobrenaturales y recibía el conocimiento para el estudio y diagnóstico de enfermedades, así fué como el maligno le sugirió que hiciera la terrible vivisección a un ser humano. También comentó la maldición que acompañaba al sillón, como le indicó su amigo el nigromante navarro. Solamente un médico titulado podía sentarse en él, cualquier otro moriría de forma fulminante a los tres días. De igual manera cualquiera que intentara destruirlo sufriría tal atroz destino,

Andrés de Proaza fue condenado a morir en la hoguera y todos sus bienes fueron embargados y puestos en publica subasta. Pero nadie los quiso, y aunque por dos veces salieron a subasta, nadie pujó, y acabaron almacenados en algún cuarto trastero de la Universidad de Valladolid.

Allí siguieron hasta que que en el S. XIX un bedel descubrió el sillón en una esquina y decidió sentarse en él a descansar. A los tres días lo encontraron muerto, sentado en el sillón. La Universidad contrató a un nuevo bedel, que también apareció muerto sentado en el sillón, justo a los tres días de tomar posesión de su cargo.

En ese momento alguien recordó la maldición que acompañaba al sillón y decidieron colgarlo, boca abajo, en una capilla de la Universidad, de tal manera que nadie pudiera volver a utilizarlo.

14 junio 2017

Pirata por obligación

¿Que paso con las tiendas de discos que salpicaban las zonas comerciales de nuestra ciudad?, han quedado para el recuerdo, como las batallas de los abuelos para acompañar la frase hecha "en mis tiempos....".

La verdad es que las hecho de menos, hecho de menos entrar (casi como sin querer) y pasarme un buen rato ojeando los títulos y buscando grupos nuevos que me sorprendan, hecho de menos rebuscar entre nombres conocidos y encontrarme pequeñas joyas ocultas.

Ahora no tengo más remedio que acudir a Internet (otra vez), a buscadores y servicios de contenido multimedia para buscar esos grupos que antes descubría un tanto por azar. La diferencia es que ya no me llevo a casa ningún CD nuevo, si no que acabo con algún enlace P2P para descargarme el contenido...

Y al final acabaré con el disco duro lleno de música, algunos de los temas ni siquiera los llegaré a oír... Ha ganado la inmediatez y la piratería a aquellos viejos placeres....

Y la verdad es que hace que me sienta un poco más viejo, y empiece a pensar aquello de "en los buenos tiempos..."

13 junio 2017

Kenji Kawai: Ghost in the shell



Cuando hace ya muchos años vi por primera vez el magnífico anime Ghost in the shell quedé muy impresionado, tanto por la historia, la temática de la película y la reflexión subyacente. Esta pelicula de Mamoru Oshii a partir del manga original de Masamune Shirow es una gran película, y para mi es uno de los mejores animes que yo haya visto.

La magnífica banda sonora de Kenji Kawai ayuda mucho a la ambientación de la película (imposible de olvidar el opening con los coros y sonido de tambores).

Esta banda es realmente buena, muy evocadora, encaja perfectamente con el ambiente de la película y consigue dar más fuerza a las imágenes. Yo la sigo disfrutando bastante a menudo, es realmente impresionante y tiene derecho a entrar directa al Olimpo de las grandes bandas sonoras.

Del disco que sacaron con la BSO solamente dejo fuera a la (demasiado j-pop) canción final de Fang Ka Wing. No me canso de disfrutar del resto de canciones, en especial del opening "Making of Cyborg".
En el enlace que he puesto al principio del artículo puedes disfrutar de una interpretación de varias de las canciones de la banda sonora por una orquesta sinfónica.

Posiblemente el ritmo pausado y la influencia de la cultura japonesa en la banda sonora hace que este tipo de música no sea del agrado popular en occidente (como pasa con las largas secuencias sin acción ni dialogo en las películas orientales), pero eso no hace que sea peor, simplemente más "exótica".

Por cierto, de la infame versión que Ruper Sanders perpretó en 2017 mejor ni hablar (además solamente utilizó la BSO original de Kenji Kawai en los títulos de crédito finales).

12 junio 2017

Lagrimita

Estaba a punto de escribir una entrada supermoña, del tipo "¿donde estan mis amigos?", "¿donde se quedaron los del grupo que soliamos hablar sobre esto o lo otro?"... y creo que un lloriqueo innecesario tampoco va a hacer que cambien las cosas.

Quizás la prueba irrefutable de que los años van pasando no son las canas que se intercalan mi escasa barba, ni los kilos de más en mi aproximación esférica, si no la frecuencia con la que se mira hacia atrás añorando momentos que ya se pasaron hace mucho e intentando recuperar lo que se perdió.

Bueno, eso y que la mayoría de mi "musicoteca" esté formada por discos anteriores al 2010, claro....

La autopsia de Jane Doe


Ayer vi "la autopsia de Jane Doe" sin saber muy bien de que iba, y me sorprendió, muy gratamente, incluso cuando las imágenes de la autopsia no son para estómagos delicados y el tramo final resulta ser más flojo de lo que me hubiera gustado.

La historia tiene un punto de partida interesante, encuentran un cadáver de una chica joven en una escena de un crimen múltiple, aparentemente sin conexión. Y toda la acción de la película ocurre en la pequeña morgue de una empresa familiar donde llevan el cadáver para la autopsia.

Con solo tres personajes (y uno es el cadáver) consiguen crear una película con un marcado ambiente claustrofóbico, en el que van ocurriendo cosas extrañas. Y no hay que decir nada más para no estropear la historia de la película.

Me gustó mucho la fotografía (en especial esos primerísimos -y turbadores- planos a la cara de Jane Doe, y los planos introductorios a la morgue). Se agradece que no quieran explicar demasiado las cosas (dejando eso para la imaginación del espectador) y no abusen de las secuencias tipicas de susto. Como puntos negativos, hay escenas que son demasiado previsibles, la banda sonora pasa desapercibida (y hay partes que hubiesen mejorado aun más con una buena banda sonora) y dejan el final demasiado preparado para una segunda parte...

De lo mejor es cómo un cadáver (que ni se mueve, ni habla...) consigue ser el centro de la película, robando protagonismo a los dos forenses que tienen que hacer la autopsia, y a los actores secundarios que van apareciendo.

Película muy recomendable.