El conde Sir Patrick Lyon era aficionado a jugar a las cartas con su amigo el conde de Crawford. Un sábado por la noche estaban en medio de su partida cuando un criado les advirtió que se acercaba el Sabbath, día sagrado en el que no se debía jugar a las cartas. El conde, muy enfadado, contestó al criado que seguirían jugando sea Sabbath o no, y que si el propio demonio quería unirse a la partida, sería bienvenido.
A medianoche, en plena tormenta, el demonio en persona se presentó en la habitación dispuesto a aceptar la invitación y jugar la partida. Jugaron y jugaron, y los condes debieron de perder, ya que la entrada a la habitación desapareció desde esa noche, y sólamente la ventana pernanece como mudo testigo de lo que pasó en esa habitación y el juego de cartas.
Cuentan que algunas noches se puede oir al conde y a su amigo jugar a las cartas en la habitación sin puerta del castillo de Glamis.
A medianoche, en plena tormenta, el demonio en persona se presentó en la habitación dispuesto a aceptar la invitación y jugar la partida. Jugaron y jugaron, y los condes debieron de perder, ya que la entrada a la habitación desapareció desde esa noche, y sólamente la ventana pernanece como mudo testigo de lo que pasó en esa habitación y el juego de cartas.
Cuentan que algunas noches se puede oir al conde y a su amigo jugar a las cartas en la habitación sin puerta del castillo de Glamis.
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