Hay momentos en los que tienes que escoger. Esos momentos se supone que te hacen crecer como persona. Al menos sirven para reforzar tu personalidad.
Hace poco tube que escoger entre posibilidades económicas y profesionales y una mejor calidad de vida. Entre la vida profesional y la personal.
Ganó la personal.
Se trabaja para vivir. Nunca al revés.
Nunca hay que vivir para trabajar, cosa que parece que mucha gente y muchas empresas parecen olvidar. Yo no quiero vivir para trabajar. Trabajo por que es necesario en esta vida. Y ya está.
Hay mucha gente que me ha recriminado mi decisión, pierdo posibilidades profesionales, pierdo capacidad adquisitiva. Pues bueno, pues vale. Pero gano en calidad, vivo mejor, y con eso me vale.
Los que quieran Madrid y su estres, su agobio, sus 5 millones de habitantes, su impersonalidad, sus atascos, su vida acelerada, sus precios por las nubes, su inseguridad... Todo para ellos. No lo voy a hechar de menos.
A algunos de los que he conocido allí si que los hecharé de menos. Pero no a Madrid.
Me quedo en Valladolid. Y si pudiera, viviría en un sitio aún más pequeño. No necesito multitudes para vivir. No necesito agobios, ni miles de tiendas... Necesito tranquilidad, cuanta más mejor...
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