Hoy, tras varios días de observación empírica, he tomado una importante nota personal. Hay que coger el autobús a las 8:30 de la mañana, y no el de las 8:45. Bajo ningún concepto coger el de las 8:45. Y si es necesario, esperar al de las 9:00, aunque eso conlleve llegar aún más tarde a trabajar.
He comprobado que entre las personas que cogen el autobús a esa hora hay tres, llamémoslas marujas, que se sientan en asientos contiguos y se pasan todo el trayecto hablando entre ellas, las tres a la vez. Y su estrategia para hacerse oír es ir levantando la voz de forma gradual, y sin que parezca que encuentren un tope o un límite superior. Ni siquiera iéndome al otro lado del autobús y poniendo a Venom en el MP3 a un volumen seriamente perjudicial para mis tímpanos, es posible aislarse de los graznidos de estas marujas.
Hacen dificil leer, imposible escuchar la radio o la música a un volumen normal, y misión imposible el concentrarse en cualquier cosa (que no conlleve el exterminio de marujas graznantes).
Si no quiero que peligre mi salud mental y la auditiva, tengo que madrugar más, o llegar más tarde al trabajo...
1 comentario:
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