02 diciembre 2011

Contratiempos y anécdotas (Viaje a Brasil, IV)


La verdad es que ayer no actualicé nada en el blog por que me quedé trabajando hasta tarde. Ya es una mala costumbre  cunado me mandan a trabajar tan lejos, acabo pringando mucho más de lo normal, supongo que es parte de mi faceta de "brown-man".

No sé como escogieron la localización del hotel, pero está a unos 8 o 9 km de la oficina a la que tengo que ir, y por no arriesgarme a conocer el viaje en omnibus (hay que hacer un tramo en metro y el resto en omnibus, según me han dicho los compañeros), acabo iendo y viniendo en taxi, apreciando en todo su tamaño el tremendo problema que tienen aquí con el tráfico.
El primer día el taxista se perdió, y tras varias vueltas y revueltas llegamos al destino.
El segundo día fuí testigo, en primerísima linea, de un accidente de tráfico, el taxi se llevó por delante el morro de una furgoneta mientras zigzagueaba entre los carriles. Pararon los coches en medio de un túnel y se liaron a gritos sobre quien tenia la prioridad. Por lo que pude ver aquí no se intercambian partes de accidente si no que se cogen el número de matricula con una cara muy ceñuda mientras siguen discutiendo.

Me he fijado que es prácticamente imposible aparcar en la calle, y hay multitud de parkings privados, vigilados por unos empleados ociosos, leyendo revistas o viendo la tele sentados en tumbonas. Al ver en un semáforo a un hombre que ofrecía limpias para el coche (en vez de ofrecer pañuelos de papel), de un manojo bastante abultado que tenía en la mano, comprendí que aunque se encuentre sitio, tampoco sería bueno dejar el coche en la calle...

Con tanto uso de taxis, mi reserva de efecto se ha visto menguada muy seriamente, y hace un par de dias surgió la necesidad de buscar un cajero para sacar más efectivo. Como el cliente es un banco, pensé que seria el mejor sitio donde sacar dinero. Pues no. Aquí es habitual que solo se pueda sacar dinero de un cajero si eres cliente del banco.

Ayer conseguí entenderme con la recepcionista del hotel (que solo habla portugués) para que me dijera donde hay un cajero que pueda usar. Aunque por desgracia, cuando llegué, estaba fuera de servicio. Menos mal que hoy si tenia efectivo, si no mañana me hubiera tocado ir andando hasta la oficina...

Para entrar en el banco tengo que presentar el pasaporte y me dan una tarjeta con la autorización, pues todos los días estos desautorizado y me toca llamar a los compañeros de Brasil para que hablen con el cliente y me den autorización... cualquier dia de estos paso de todo y me vuelvo al hotel, que para lo que avanzo en el trabajo, tanto da...

2 comentarios:

RK2 dijo...

Madre mía. Bueno, lo mejor de estos marrones es que se conoce mundo ( no como quisiéramos, pero bueno ).

Suerte tío, ya nos contarás.

el Meyer dijo...

Tu lo has dicho, no es la manera que yo hubiera escogido para viajar, pero al menos se puede ver mundo. Ya me dirán cuando si no podría ir a Brasil, o a Hong Kong, como el año pasado...