23 febrero 2017

La hora de la guadaña

En nuestra pequeña oficina ya llevamos un tiempo creyendo escuchar cómo se afilan las guadañas desde la dirección en Madrid.

Y se confirma, mañana vendrá el jefe, sin duda para realizar alguna siega...

Esto deja en la oficina un ambiente un tanto tenso, de desconfianza. Los que no se lo quieren tomar en serio están haciendo una porra para averiguar quien va a ser el primero en recoger sus cosas...

Creo que lo que más me fastidia es que sé que hay elementos, que podríamos denominar ladillas peloteras, que se saben fuera de peligro, ya que su innata habilidad de pelotear al jefe y saber sacar brillo a culos de altos cargos es tan notable que se podría pensar que ese es su trabajo. Y pensándolo en serio, mejor que no hagan otra cosa, que los demás ya tenemos bastante trabajo sin tener que arreglar sus estropicios.

Me pregunto que haré si me toca a mi. Y no es por ser fatalista. Ya encontraré algo. Pero llevo tanto tiempo sin buscar nada nuevo que se me va a hacer difícil empezar otra vez a buscar...

Ya veremos

Actualización:

Al final la guadaña le tocó a dos compañeros, uno de ellos ni se lo esperaba. La razón en el fondo, pura "vendetta" del jefe. Aliñado por influencias negativas de alguien que ha conseguido llevarse mal con todo el mundo. La razón argumentada "hay que hacer recortes". Motivo cuando se demostró que esa razón era mentira "limpiar elementos tóxicos".

Como me considero a mi mismo igual de tóxico de los agraciados con el despido, no me cabe duda de que tarde o temprano correré una suerte similar.

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