09 diciembre 2011

El final del viaje y vuelta a España (Viaje a Brasil, IX)


El miércoles me tocó volver a Alphaville Bareuri, para perder el día en la oficina, pero bueno, para eso me pagan. Para volver cuando le dije la dirección al taxista, me preguntó a mi si yo sabia llegar... No no sabía llegar, pero al menos me supo llegar a la Avenida Paulista, donde di un pequeño paseo y volví al hotel. Para avanzar trabajo para el último día.

Ayer, jueves, estuve trabajando en la habitación del hotel, preparando una serie de documentos sobre el trabajo realizado (o que tenia que realizar) en Brasil. A las 12 me tocó dejar la habitación y hacer el check-out. Aproveché para dar una pequeña vuelta, antes de la hora de coger un taxi para ir al aeropuerto.

Acabé volviendo a la calle Oscar Freire, la misma en la que estuve el primer día. Y descubrí que la parte más alejada es la zona más pija de toda la ciudad, llena de tiendas de marcas "super guais", de ropa "mega moderna" y pijerias por el estilo, una zona donde descubrí a clones horteras de Paris Hilton bebiendo champán francés en las terrazas de los bares. Desde luego la zona donde me sentí más fuera de lugar de todos los sitios a los que fuí en esta ciudad.

Tardé muy poco en salir de ahí, para tomar una buena cerveza hasta la hora de ir hacia el Aeropuerto.

Ahí descubrí lo que es realmente un atasco en una ciudad de 20 millones de habitantes. Se me ocurrió salir hacia el hotel a la misma hora que se empieza a montar el atasco, y justo cuando empezó a caer una tormenta sobre la ciudad...

El taxista intentaba avanzar con técnicas propias del corredor de carreras más macarra (ya le gustaría al Staham, para alguna secuela de Transporter, tener a este taxista como asesor), adelantamientos de mala manera, cruzarse, meter el morro hasta que dejan pasar, y cuando alguien se lo hacía a el, poniéndolo a parir y preguntándose donde estaba la policía que no hacía nada...

Pese a todo llegamos a tiempo. Aunque en el aeropuerto había colas inmensas y tras hacer la facturación me recomendaron pasar rápidamente el control, por que se iba a poner la policía de huelga y no sabían si avanzaría el control de pasaportes.... Así que a correr, pasar el absurdo control, quitando cinturón, reloj, enseñando portatil... y despues el control de pasaportes, donde los funcionarios, o lo que fueran iban vestidos con camisetas más propias de un turista... ¿listos para emprezar la huelga de total incognito?...

En el Duty-Free descubrí que aunque podías pagar con la moneda local (Reales), las vueltas siempre nos las daban en dólares. Total, que acabé teniendo en la cartera Euros, Reales y dólares...

El avión tardó media hora en salir (al lado de las 8 horas del otro, pues no es nada...) y tras 11 horas de vuelo y dormir solo unas 3 horas, ya estábamos de vuelta en España...

Aunque los viajes no se han acabado. Mañana salimos hacia Londres aunque esta vez sean vacaciones y no trabajo...

06 diciembre 2011

De vuelta al trabajo (Viaje a Brasil, VIII)


Ayer tocó volver al trabajo. Aún estaba con agujetas de la caminata que me pegué el fin de semana... Está claro que no estoy en buena forma física.

Al menos ayer no me tocó esperar a ningún compañero, y cuando llegué al banco estaba autorizado para entrar, algo es algo. El día transcurrió sin novedades. A un compañero le dije que quería comprar una camiseta de los Corinthians, un equipo de fútbol de la ciudad (por lo que me han dicho tiene cuatro en el campeonato principal), que encima acababa de ganar el campeonato el día anterior. A mi compañero se le iluminaron los ojos, y me acompañó al salir del trabajo para que la comprara en un sitio de fiar. Había dado con un fan de los Corinthians, estoy seguro que si le digo que no puedo ir, y la compra él y me la lleva a la oficina...

Al ir a coger un taxi para volver al hotel, el primero en el que subí me echó literalmente del taxi, ya que él no iba al centro de la ciudad, solo a las afueras... El siguiente era un taxi conducido por un abuelete, muy mayor, que conducía a toda velocidad y de manera bastante imprudente (nos libramos de varios golpes de milagro). Cuando llegamos al hotel, no tiene boli para hacerme la factura, le doy el mio e intenta escribir sin quitarle el tapón, se lo quito e intenta escribir por la parte de atrás del boli... Al menos fue bastante agradable, aunque fuera un peligro para el tráfico, y no tuviera suficientes dioptrias en sus gafas...

Hoy me ha tocado ir a las oficinas de la empresa, están en Alphaville Bareuri. No se ni como clasificarlo. Alphaville es una comunidad formada por un conjunto de empresas y zonas residenciales en condominio, en la misma área, formando algo así como un pueblo. Por lo que he leído es una ídea propia de Brasil y Portugal.

No sabía que estaba tan lejos, y viendo que el taxista se metía en la autopista, pasaba por peajes y el taxímetro seguía subiendo, estaba algo acojonado... por si no tenía suficiente para pagarlo (al final sí), o si no tendría para volver (que resultó que no, menos mal que encontré un cajero que admitiera visa en Alphaville)... Encima el taxista se perdió al llegar, y tuve que ayudarle con el GPS de mi móvil....

Estoy un poco asombrado de que me hagan venir desde España para estar en la oficina de la empresa, en vez de trabajar en la del cliente, que es donde realmente está el trabajo (y las máquinas con las que tengo que trabajar), según ellos "por que no hay sitio en la oficina del cliente"... Pero bueno, yo soy un mandado, y la factura de taxis que voy a pasar es bastante grande.

04 diciembre 2011

De turismo por Sao Paulo, II (Viaje a Brasil, VII)


Hoy decidí ir a pasar un rato a Liberdade, el barrio japones de Sao Paulo.

Supongo que me esperaba que hubiera construcciones de estilo oriental, incluso, no sé, pagodas, tejados con los bordes levantados, estatuas de dragones, vamos lo que te esperas en un barrio chino.

Pero no, las construcciones son muy similares al resto de Sao Paulo, con el desorden total que se deriva de un crecimiento desorbitado de la ciudad. Solamente las farolas, con forma de farolillos chinos, los letreros en caracteres japoneses de muchas tiendas, así como las tiendas en sí mismas y muchos de los lugareños, son lo que nos esperaríamos encontrar en un barrio oriental.

Lo que le da fama a este barrio son sobre todo las tiendas. Hay una multitud de ellas, con muchísimos articulos chinos y japoneses, desde la figurita de cerámica del gato que levanta la mano, hasta trajes típicos (kimonos), espadas, juegos de té... Además los domingos celebran un mercadillo en la plaza que da nombre al barrio. El mercadillo está abarrotado de puestos que ofrecen artículos muy peculiares, desde comida japonesa y china, a pisapapeles con figuras de origami, artículos confeccionados a mano, etc... Es un buen sitio para pasar el rato, y gastar el dinero en tonterías orientales.

La otra cosa peculiar de este barrio son los restaurantes, en especial los de sushi, y en uno de ellos acabé comiendo yo, disfrutando de mi ración de sushi, que aunque salió cara, estuvo muy bien.

De ahí volví al centro, dispuesto a comprar unos encargos, pero descubriendo que aquí los domingos las tiendas las cierran muy pronto. Además el día se puso muy feo, nublado y medio lloviendo, así que volví pronto para el hotel. A descansar un poco, que mañana hay que volver al tajo...

De turismo por Sao Paulo (Viaje a Brasil, VI)


Por fin es fin de semana. Ya tenia ganas. Me puse las zapatillas de andar, el mapa de la ciudad en el bolso, la guía de viajes en la mano, y la cámara de fotos en la otra. A conocer Sao Paulo.

Lo primero que descubrí, es que las distancias en esta ciudad son enormes, y tiene muchísimas cuestas. Así lo descubrí cuando fui desde el hotel a la Avenida Paulista, una avenida moderna, bordeada de enormes y modernos edificios. Una zona emblemática de la ciudad, que las grandes empresas escogen para poner su oficinas.

Ahí comencé a ver más turistas, así como la actividad propia de una gran ciudad, tiendas, museos, manifestaciones, incluso conciertos benéficos en la calle.

De ahí, utilizando el metro, me acerqué a la Plaza de la República, otro punto clave de la ciudad, y donde descubrí que hay una gran cantidad de gente viviendo en la miseria, y se concentran más en los puntos más céntricos de la ciudad, como en el parque que está en esta plaza. Cerca de ella se encuentra el edificio Italia, la segunda torre más alta de la ciudad, con un bar en el piso más alto desde el que tomar muy buenas fotos, aunque haya que pagar el impuesto revolucionario que te cobran.

Caminando pasé por otros edificios importantes, como el Teatro Municipal (recuerda bastante a la Opera de Paris), la Catedral... También pasé por la reconstrucción del monasterio jesuita que fué el origen de la ciudad, y por unas cuantas iglesias más.

El centro de la ciudad está muy vivo, rebosante de actividad y bullicio, comercios, vendedores callejeros, grupos de "culturas urbanas" (skaters, raperos, heavyes, reggies...), turistas, gente practicando capoeira, músicos callejeros, predicadores urbanos, grupos religiosos... Cierto es que vi bien pocos policias (normalmente en grupitos hablando parados en una esquina, o pasando con el coche por zonas peatonales), pero tampoco vi ningún problema. Aunque hay muchos indigentes y gente con aspecto muy huraño y de matón, pude pasear a mis anchas, haciendo fotos a lo que me llamaba la atención sin ningún problema.
Eso sí, eso es el centro de Sao Paulo, sin duda alguna en las afueras seguro que la canción es muy diferente...

Llegué al hotel reventado de andar, sin ganas de nada, más que de sentarme en el sofá... Creo que voy a pasar de intentar descubrir las zonas de marcha de esta ciudad que me recomendó el compañero brasileño...

03 diciembre 2011

Unas cervezas tras el trabajo (Viaje a Brasil, V)


Hoy entré a la oficina de bastante mal humor, me habían vuelto a quitar la autorización para entrar, y visto que no conseguía localizar a los compañeros brasileños por el móvil, me tocó esperar casi una hora hasta que apareció uno de los compañeros que me ayudara con lo de la autorización.

Al menos, aunque salimos tarde de trabajar, estuve un buen rato tomando unas cervezas con uno de los compañeros, charlando un buen rato. No fue nada planeado, simplemente por que en Sao Paulo hay una curiosa normativa por la cual según la matricula de tu coche no puedes conducir a determinadas horas determinados días, y a mi compañero le había tocado estar sin coger el coche hoy de 5 a 8 de la tarde. Así que nos fuimos a tomar unas birras para pasar el rato.

Compartimos anécdotas y pusimos verdes a los jefes en común. Cuando nos despedimos los dos tuvimos que coger taxis, ya que el parking donde dejó el coche lo cerraron a las 8 de la tarde... y mañana le toca volver a por él...

02 diciembre 2011

Contratiempos y anécdotas (Viaje a Brasil, IV)


La verdad es que ayer no actualicé nada en el blog por que me quedé trabajando hasta tarde. Ya es una mala costumbre  cunado me mandan a trabajar tan lejos, acabo pringando mucho más de lo normal, supongo que es parte de mi faceta de "brown-man".

No sé como escogieron la localización del hotel, pero está a unos 8 o 9 km de la oficina a la que tengo que ir, y por no arriesgarme a conocer el viaje en omnibus (hay que hacer un tramo en metro y el resto en omnibus, según me han dicho los compañeros), acabo iendo y viniendo en taxi, apreciando en todo su tamaño el tremendo problema que tienen aquí con el tráfico.
El primer día el taxista se perdió, y tras varias vueltas y revueltas llegamos al destino.
El segundo día fuí testigo, en primerísima linea, de un accidente de tráfico, el taxi se llevó por delante el morro de una furgoneta mientras zigzagueaba entre los carriles. Pararon los coches en medio de un túnel y se liaron a gritos sobre quien tenia la prioridad. Por lo que pude ver aquí no se intercambian partes de accidente si no que se cogen el número de matricula con una cara muy ceñuda mientras siguen discutiendo.

Me he fijado que es prácticamente imposible aparcar en la calle, y hay multitud de parkings privados, vigilados por unos empleados ociosos, leyendo revistas o viendo la tele sentados en tumbonas. Al ver en un semáforo a un hombre que ofrecía limpias para el coche (en vez de ofrecer pañuelos de papel), de un manojo bastante abultado que tenía en la mano, comprendí que aunque se encuentre sitio, tampoco sería bueno dejar el coche en la calle...

Con tanto uso de taxis, mi reserva de efecto se ha visto menguada muy seriamente, y hace un par de dias surgió la necesidad de buscar un cajero para sacar más efectivo. Como el cliente es un banco, pensé que seria el mejor sitio donde sacar dinero. Pues no. Aquí es habitual que solo se pueda sacar dinero de un cajero si eres cliente del banco.

Ayer conseguí entenderme con la recepcionista del hotel (que solo habla portugués) para que me dijera donde hay un cajero que pueda usar. Aunque por desgracia, cuando llegué, estaba fuera de servicio. Menos mal que hoy si tenia efectivo, si no mañana me hubiera tocado ir andando hasta la oficina...

Para entrar en el banco tengo que presentar el pasaporte y me dan una tarjeta con la autorización, pues todos los días estos desautorizado y me toca llamar a los compañeros de Brasil para que hablen con el cliente y me den autorización... cualquier dia de estos paso de todo y me vuelvo al hotel, que para lo que avanzo en el trabajo, tanto da...