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02 febrero 2005

El transporte público (y la madre que lo parió)

Hace poco estuve más de media hora esperando al autobús urbano para moverme por la ciudad, y otro tanto más hasta llegar a mi destino. Me dió (mucho) tiempo para pensar largo (que no cómodo) sobre el tema.

Empecemos analizando el transporte público, el horario, salvo en ciudades muy grandes y para líneas muy concurridas, la frecuencia de paso suele ser muy larga, alguien con poca paciencia (como yo) se desespera fácilmente. Aparte suelen hacer un buen recorrido turístico (sin nada de interés), que evidentemente hace que se alargue el tiempo perdido en el transporte. Si te gusta leer estos son los mejores momentos para leerte todos esos libros que compraste y ahora solo hacen bonito en la estantería (por fín podrás leerte "guerra y paz"). Tampoco el transporte público es muy barato, y cada año suben una media muy por encima de la subida del IPC real (que está por encima de la subida del IPC que intenta colarnos el gobierno, que a su vez está por encima de la subida de nuestros sueldos -para los afortunados que tienen subida-). Y salvo en ciudades muy grandes, normalmente no te dejan cerca (ni mucho menos) de tu destino. Es un transporte muy masificado en el que eres el agraciado en compartir calor y olor corporal con el resto de tus conciudadanos (alguno además compartirá tu cartera con un poco de suerte).

En cambio, si te desplazas a todos lados con tu coche, resulta que el horario lo fijas tú y, si estás en una ciudad grande, te lo regulan los atascos. Suele ser, salvo atascos, más rápido que el transporte público. Vas de la puerta de tu casa a la puerta del trabajo (en una ciudad grande sólamente lo intentas). Si estás en una ciudad de tamaño medio - grande, tienes el serio problema del aparcamiento. Sueles dejarte tu dinero en seguros, ITV, reparaciones... pero si tienes un diesel acabas con la sensación de que lo que te gastas en gasolina quizás hasta es menos de lo que te gastarías en transporte público.

Entonces llegamos a una conclusión: En una ciudad pequeña, o un pueblo, no existe esa disyuntiva, está claro, es mejor tener un coche (incluso hasta puede no tener ningún sentido plantearse el moverse en transporte público). En una ciudad mediana - grande el transporte público lo veo como la penitencia que hay que pagar para no tener que buscar aparcamiento para tu coche.

Ya sé que somos muy malos, pero ¿cuando dejarán de aumentar nuestra penitencia en el transporte público y harán que sea más llevadero?.