Ella era una chica joven, delgada y rubia, con una lacia melena hasta la mitad de la espalda, pantalones demasiado anchos y camiseta de tirantes demasiado ajustada.
El era un chico de color, grande, enorme sonrisa, pantalones de corte militar y camiseta oscura con la portada del último disco de algún grupo de rap.
Coqueteaban descaradamente. Yo de vez en cuando levantaba la vista del libro que estaba leyendo y miraba su juego de seducción... Supongo que en su situación también habría pasado de la gente que abarrotaba a esa hora el metro y me hubiera dedicado solo al coqueteo.
Fueron pasando las estaciones, con el traqueteo del metro de fondo. Y la pareja continuaba su juego, entre risas y guiños de complicidad.
En determinado momento el chico le dijo que esa era su parada, que tendría que bajarse allí. Y, claro, también le pidió su número de teléfono, para llamarla y quedar otro día.
La chica sonrio de forma muy pícara, saco un pequeño sobre de plastico oscuro y sobre el escribió su número de teléfono. Luego se lo dió al chico.
El chico sonrió cuando vió sobre qué le habia escrito el número de teléfono, sabiendo lo que significaba. Yo tambien sonreí. No me lo esperaba.
Le había escrito el número de teléfono en el sobrecito de un condón sin usar...
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