Mi reloj marca casi las 8 menos cuarto de la noche. Y sigo en el curro. Dentro de poco hará 12 horas que llevo aquí (quitando la hora de la comida).
Y sé que estas horas que hecho de más por cumplir con mi trabajo, por conseguir que el jefe de proyecto y el gerente vean cumplidos sus rocambolescos plazos de entrega. Se puede decir que hago el gilipollas, y lo peor es que lo sé.
No sé si será mi estupido orgullo, o la necesidad de hacer bien mi trabajo lo que me ha mantenido estas horas en la silla delante de mi equipo.
Y de esto se aprovechan, no solo de mi, si no de todos los que como yo prolongan innecesariamente su jornada de trabajo, por terminar bien su trabajo. Evidentemente se termina, pero no siempre bien. Ahora la mente ya no rinde tan bien, y el trabajo no sale tan bien. Simplemente se acaba, y mañana se verá.
Sigue sonando la selección de baladas y canciones lentas que me he hecho, 162 canciones... casi me las he escuchado todas... y Bruce Dickinson canta sin los Maiden, mientras me digo que le den mucho a este proyecto. Es hora de irse a casa. Aunque solo sea a sentarse delante de la tele con una cerveza.
1 comentario:
A descansar. Cuidate tio. Esas jupas no son buenas!
Un abrazo!
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