23 febrero 2017

La hora de la guadaña

En nuestra pequeña oficina ya llevamos un tiempo creyendo escuchar cómo se afilan las guadañas desde la dirección en Madrid.

Y se confirma, mañana vendrá el jefe, sin duda para realizar alguna siega...

Esto deja en la oficina un ambiente un tanto tenso, de desconfianza. Los que no se lo quieren tomar en serio están haciendo una porra para averiguar quien va a ser el primero en recoger sus cosas...

Creo que lo que más me fastidia es que sé que hay elementos, que podríamos denominar ladillas peloteras, que se saben fuera de peligro, ya que su innata habilidad de pelotear al jefe y saber sacar brillo a culos de altos cargos es tan notable que se podría pensar que ese es su trabajo. Y pensándolo en serio, mejor que no hagan otra cosa, que los demás ya tenemos bastante trabajo sin tener que arreglar sus estropicios.

Me pregunto que haré si me toca a mi. Y no es por ser fatalista. Ya encontraré algo. Pero llevo tanto tiempo sin buscar nada nuevo que se me va a hacer difícil empezar otra vez a buscar...

Ya veremos

Actualización:

Al final la guadaña le tocó a dos compañeros, uno de ellos ni se lo esperaba. La razón en el fondo, pura "vendetta" del jefe. Aliñado por influencias negativas de alguien que ha conseguido llevarse mal con todo el mundo. La razón argumentada "hay que hacer recortes". Motivo cuando se demostró que esa razón era mentira "limpiar elementos tóxicos".

Como me considero a mi mismo igual de tóxico de los agraciados con el despido, no me cabe duda de que tarde o temprano correré una suerte similar.

15 febrero 2017

Otro año más

Pues para celebrar que soy un año más viejo, me pongo música y me lanzo a bailar (aunque nunca lograré los movimientos del que protagoniza el video), un buen rock'n roll con The Brew.



Y como Jotace sigue proclamando que hoy es el "Big Culo Day", me uno a la celebración, con una imagen del genial Horacio Altuna.


Y como sabe Rk2, hoy sigue siendo un buen día para cazar gorrondrinos.

14 febrero 2017

Estética y burbujas de mierda

Cuando el que detenta el poder no conoce como funciona lo que está bajo su cargo, se producen situaciones que van desde lo absurdo a lo directamente bochornoso.

Así en el mundillo de la programación nos encontraremos situaciones en las que se da la misma importancia a errores graves que impiden el funcionamiento del programa, y la observación de reglas meramente estilísticas, como el número de espacios antes de cada paréntesis en el código...

Las situaciones que permiten que el código sea visualmente más agradable van cogiendo más fuerza que la prevención de posibles errores, o la correcta documentación del código generado. Ya que las personas que imponen ese tipo de reglas ignoran completamente la utilidad del desarrollo.

Y por un curioso efecto que podríamos denominar "burbuja de mierda" esos inútiles son los que antes prosperan en el entorno laboral. Ya que al no centrarse en su trabajo, si no solamente en la estética del mismo, hacen que lo que hacen (por llamarlo de alguna forma) sea más agradable a los ojos de los que están por encima, que solamente ven el bonito papel de colores, y no la mierda que envuelve. Y además, les da igual.

No se si alguna vez esto cambiará. La verdad es que lo dudo. Pero es que hoy me encuentro "especialmente sensible"...